jueves, 2 de enero de 2014

Elementos para una clarificación de los criterios críticos

La infrecuencia de encontrar reseñas en las que el crítico explique su método de evaluación cinematográfica no debería ahuyentarnos de la inquietud, sino más bien, al contrario, enfatizar ese hueco de silencio como sospecha. La crítica suele ser mezquina en tal sentido: le escamotea al lector la oportunidad de conocer los motivos por los cuales una película es considerada buena o mala, según los parámetros relativos al caso. Lo que resplandece en tal actitud es una opacidad de la ética crítica, que desplaza el marco del criterio en pos de la autoridad infundada. La vocación de la crítica popular, escrita para medios masivos, se basa en proveerle al lector los elementos básicos que hacen a la grandeza o demérito de un filme, a fin de orientar el consumo.
En una reseña de hace casi diez años el afamado -y respetado- Roger Ebert expuso con precisión su propio sistema, cuya verdad excede el estrato personalista y, aún pareciendo obvia en principio, tiene la fuerza de la simple sensatez. Ofrezco a continuación mi propia traducción.

Casi todos los meses recibo una dolorida carta de un lector queriendo saber cómo he podido ser tan ignorante de haberle dado tres estrellas a, digamos, HIDALGO, mientras que desestimo, pongamos, a Dogville con dos estrellas. Esta disparidad entre mi aprobación del kitsch y mi rechazo de la preocupación me revela, obviamente, como un imbécil superficial que haría cualquier cosa para congraciarse con sus lectores.
Lo que estos corresponsales no entienden es que para adular la sensibilidad de mis lectores exigentes haría mejor alabando Dogville. Se necesita más coraje para elogiar el entretenimiento pop; es fácil y seguro despachar un piadoso ensalzamiento de turgente pensamiento profundo. Es cierto, me encantó Anaconda y pienso que The United States of Leland no funcionó, pero ¿significa eso que babeo sobre el teclado y prefiero las serpientes devoradoras de hombres a la desesperación suburbana?
Para nada. Lo que significa es que el sistema de puntaje de estrellas es relativo, no absoluto. Cuando le preguntas a un amigo si Hellboy es buena, no estás preguntándole si es buena comparada con Mystic River, sino si es buena comparada con The Punisher. Y mi respuesta sería, en escala de uno a cuatro, si Superman (1978) es cuatro, entonces Hellboy es tres y The Punisher, dos. Del mismo modo, si American Beauty obtiene cuatro estrellas, entonces Leland rondaría las dos.