Antiviral. Brandon Cronenberg (dirección y guión). Canada, 2012.
Contexto:
1. el capitalismo tardío se ha
caracterizado por convertir todo en una mercancía. Las celebridades son una
mercancía hace rato; ¿desde Rodolfo Valentino o Charles Lindbergh? ¿o antes?; 2.
esta es la primera película del hijo de Cronenberg. No, esperen…yo que sé, “Il
postino” (Michael Radford, 1994), o algo por el estilo. Algo realmente raro
tiene que pasar. Y pasa.
Referencias:
1. Ballard: ciertas obsesiones modernas, el
cuerpo y las obsesiones como mercancía. Las celebridades como representaciones
de nuestras obsesiones, como vemos sobre todo en “La exhibición de atrocidades”;
2. Papá: algo de “Shivers” (1975), “Rabid” (1977) y, tal vez, “Videodrome”
(1983); 3. Tal como leí por ahí (Black Static #33, junio 013): “Death Watch” (La
mort en direct (Bertrand Tavernier, 1980)).
Argumento:
“The Lucas Clinic” vende un producto muy
peculiar, cepas de microorganismos que infectaron a celebridades. Las propias
celebridades venden muestras a las clínicas, así los fans pueden infectarse con
exactamente el mismo virus que sus ídolos/obsesiones. La estrella exclusiva de
la clínica es Hannah
Geist, sex symbol total, a pesar que se rumorea que no tiene vulva.
Syd March, trabaja
en la clínica y paralelamente vende las cepas en el mercado negro
contrabandeándolas en su propio cuerpo.
Una trama
policíaca/conspirativa que involucra una nueva clase de virus mortal artificial,
al doctor de la familia de Hannah Geist (interpretado por nada menos que Malcolm
McDowell), el mercado negro de virus y células clonadas a partir de muestras
obtenidas de celebridades, a la firma –competencia de la Lucas Clinic- Vole
& Tesser, cláusulas legales, marketing y una obsesión por las celebridades
que lo impregna absolutamente todo. Y al final hasta la muerte es una
oportunidad de negocio. “Más allá” se llamará a la línea de productos.
¿Qué queda dando vueltas en la cabeza?:
Si la CF futurista es extrapolación de
tendencias actuales, entonces, es lícito pensar que el cuerpo y las obsesiones,
seguirán convirtiéndose en mercancías y aparecerán nuevas formas de explotarlas
como tales.
Asimismo, la obsesión por las celebridades
(a veces ni siquiera celebridades) parece ir en aumento y ser una mercancía
excelente. La cita de William Burroughs sobre la adicción a las drogas, podría
ser fácilmente adaptada a la estupidez televisiva como mercancía: «La droga es el producto ideal...La mercancía definitiva. No hace falta
literatura para vender. El cliente se arrastrará por una alcantarilla para
suplicar que le vendan...El comerciante de droga no vende su producto al
consumidor, vende el consumidor a su producto. No mejora ni simplifica su
mercancía. Degrada y simplifica al cliente».
El propio Cronenberg
hijo lo explica: “La cultura de las celebridades fetichiza completamente el
cuerpo y por ende pensé que el film debería también fetichizar el cuerpo – de
una forma muy grotesca."
("Cronenbergs Bring Father-Son Story
to Cannes: Brandon Cronenberg's Antiviral a Genre Film Like Father's Early
Work". CBC News. 2012-05-22).
En la película, las formas de lo grotesco
van desde la microestructrura de un virus a la macro red global de
comunicaciones (y estupidizaciones mercantiles), pasando por una ciudad
futurista semidistópica apenas vislumbrada.
Una de las preguntas más importantes para
el siglo XXI: ¿terminaremos de convertirnos en una masa cultivada
artificialmente, infectada e informe de consumidores? ¿O en nosotros? Los
Cronenberg dan una manito más para que sea lo segundo.
Víctor Raggio