miércoles, 19 de junio de 2013

Adaptando a Laiseca

Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo. Gastón Duprat y Mariano Cohn (dirección); Andrés Duprat (guión, basado en cuento de Alberto Laiseca). Argentina, 2011


Admito que fui prejuiciosa cuando vi la tapa de la película. La dupla Disi-Lopilato no me entusiasmaba. Hablo de dupla porque a Eusebio Poncela le tenía más fe. Pero, acepto con placer que me equivoqué y mi ojo mal entrenado, no tenía razón. 

 De Gastón Duprat y Mariano Cohn, los directores de la película, ya tenía certezas. Había visto El Artista (2008) y El hombre de al lado (2009). Después de estas dos buenas experiencias,  tenía fichas listas para ponerlas en Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo (2011). Me quedo corta si digo que me gustó.

El condimento fundamental y a mi entender, imprescindible que hace que esta película entre en mi top 10 de favoritas (si es que existe tal cosa) es que es un film que adapta un cuento del maestro Alberto Laiseca. La tarea está lograda con eficacia, sobre todo porque el mismísimo Laiseca participa como narrador (con imagen, no sólo voz en off) y eso suma 500 puntos para el espectador, sobre todo si el espectador es un ávido lector. 

El cuento homónimo diverge entre distintos puntos de realidades que aparentemente, son diversas. Hay un personaje principal, llamado Ernesto e interpretado por Emilio Disi, que gracias a un golpe del destino (o de suerte, aunque si la ven entenderán por qué puse “destino”), puede cambiar su realidad casi por arte de magia. El personaje de Eusebio Poncela le concede la posibilidad de viajar al pasado, al momento o el año que Ernesto prefiera, para poder –desde ese “nuevo lugar”- cambiar su vida y enmendar sus errores. El personaje de Poncela, le ofrece la posibilidad de reivindicarse como hombre, de salir de la mediocridad que siente y de darle a su mujer una vida más digna. Por supuesto que la confusión de Ernesto es enorme pero se decide y acepta la propuesta. Con sólo decirle a su mujer: “Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo”, Ernesto viaja inmediatamente al punto que eligió para reanudar su existencia, pero con la experiencia del hombre maduro que es. Además, hay un pacto económico detrás: Si Ernesto cumple y vive esa vida bien que escogió, se hará dueño de una importante suma de dinero y luego de un tiempo, todo volverá a la normalidad. Claro que, todo tiene un precio y Ernestito lo pagará paso a paso, en sus nuevas elecciones.

El personaje de Ernesto tiene esta posibilidad, elige e intenta resignificar su destino  pero, en el fondo, sigue siendo el mismo. El film muestra un contraste entre la ambición,  los errores y la mediocridad que de fondo, se mantiene intacta. Cuando termina la película, hay una suerte de mensaje que queda flotando en la cabeza y que dice incesantemente: «El momento es ahora, ¡no lo desperdicies!»

Angie Pagnotta

1 comentario:

  1. Esta no la he visto, ya lo hare, pero el hombre de al lado me parecio un peliculon.

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